jueves, 30 de octubre de 2008

Cristo 2.0

La cosa empezó medio en secreto porque estos temas, viste, se tergiversan muy pronto y la Norma no quería que pasara eso. Ella conocía bien el caso de la señora de la virgen de San Nicolás y siempre le había parecido tremendo cómo algo así te puede cambiar la vida. Mirá vos lo que son las cosas. Me acuerdo de ese día como si fuera hoy: un 17 de julio. Y me acuerdo que hacía un frío que te calaba los huesos. Mirá, si mal no recuerdo creo que fue el día más frío de ese año. La cuestión que yo ya me había despertado pero aprovechaba para quedarme un poco más en la cama, porque desde que falleció mi marido, que en paz descanse, ya no tengo tantas obligaciones, viste. Así que aprovecho para quedarme un poquito más remoloneando como quien dice. La cosa es que cuando escucho el timbre me digo pero quién será a esta hora, me daba fiaca levantarme porque a veces es alguien que pide y yo la verdad, ya colaboro con la parroquia que es la que después reparte como corresponde. Bué, así que corrí nomás la cortina de la pieza y ahí la veo a la Norma con una cara rara, como preocupada pero excitada a la vez. No sé, era rara la cara que tenía. Así que me apuré a abrirle la puerta y ahí nomás me largó:

- Se me apareció, lo vi clarito. Se me apareció otra vez. Es una señal -. Estaba agitada y hasta parecía que había llorado. –¡¡ Lo tenés que ver, dale vení!!!- Y me agarraba del brazo tironeándome como un chico.
- ¡Pará que me visto! ¿Quién se apareció? No me digas que volvió el Ramón porque a ése no lo quiero ver ni en figuritas-. El Ramón es el ex marido que la había dejado por una rubia teñida más falsa que no se qué. Pero ella lo seguía queriendo y siempre estaba esperando que volviera.
- ¡Pero qué Ramón! Vení, te digo, que lo tenés que ver.

La cuestión es que ahí nomás agarré el deshabillé y salí en pantuflas total tenía que caminar unos metros por el pasillo. La Norma fue mi vecina desde que yo me casé así que éramos casi como hermanas. Ni bien entré al living me sentó de prepo en la silla que estaba frente a la computadora. Yo de computación no entendía nada y la Norma la verdad que tampoco, pero se la había comprado porque Marita le había insistido hasta convencerla. Marita es una prima que se había ido a vivir afuera y le había dicho que así iban a poder chatiar. La cosa es que me sentó ahí frente a la computadora y me dijo:

- Mirá bien, fijate. Hay que esperar un poquito. – Yo me quedé en silencio, pero lo único que veía eran unos dibujos raros que iban cambiando de formas geométricas. La casa estaba medio a oscuras, porque recién estaba empezando a aparecer el sol y las velas que la Norma había prendido formaban unas sombras impresionantes. – ¡¡Ahí está!!! ¿Lo viste? – gritó la Norma al borde de las lágrimas-. ¿Lo viste?- Me imploraba arrodillada a mi lado.

Yo, la verdad, no había visto nada de importancia. Seguía viendo las formas ésas, que después me enteré que el nombre técnico es “protector de pantalla de windors”. La miré a la Norma de reojo, sin que se notara que yo pensaba que se estaba volviendo loca y volví a centrar mi atención en la pantalla. Como la Norma guardaba silencio al tiempo que me tiraba de la manga del deshabillé intenté hilar algunas palabras:

- A ver… vos decís que acá en la pantalla… hay algo que yo debería ver…
La Norma se levantó de un salto y fue hasta el dormitorio. Enseguida volvió con un cuadro que tenía colgado hacía años.
- Mirá, decime si no es igual, decime, decime que no es igual. ¡¡Decime!!-. El tono empezaba a ser imperativo.

Recién ahí entendí y te confieso ahora, esto entre nosotros, que yo nunca vi lo que se dice la cara propiamente dicha de Cristo como decía la Norma. Había sí, unas formas, unos colores que vagamente podían parecerse al cuadro que la Norma tenía en la cabecera de la cama. Pero propiamente la cara del Señor, como decía la Norma, yo nunca la vi. Así que dije nomás, para tranquilizarla:

- Ahá, sí, puede ser… Así clarito no aparece, pero… sí, puede ser…
- ¡¡Claro que puede ser!! Yo sabía que alguna vez iba a volver a pasar, estaba segur…

No pudo terminar la frase. Se le quebró la voz y rompió a llorar desconsoladamente. Y yo empecé a atar cabos como quien dice. Lo de “volver a pasar” lo dijo porque como unos dos años antes, cuando pasó lo del Ramón y la rubia, la Norma estaba tan desesperada que rezaba día y noche, y le pedía al Señor que lo trajera de vuelta al Ramón. Iba todos los días a la iglesia, se volvió muy devota. Porque es así, uno se da cuenta de la importancia del Señor cuando está en las malas, porque lo que es cuando estamos bien, ni se acuerda uno. La cuestión que en una de esas noches que se pasaba en vela, porque entre todas las cosas que tenía le atacó el insomnio, a la Norma se le apareció el Señor. En ese momento lo vio ella sola porque fue una cosa de segundos, una “aparición fugaz pero luminosa”, así decía ella. Se estaba bañando y de repente mira al techo y entre las manchas de humedad que había, porque hay que decirlo, el Ramón nunca fue muy hacendoso y hacía años que la Norma le venía diciendo que había que arreglar el techo pero él no te levantaba un dedo para hacerle nada a la casa; bué, la cuestión que dice que en el techo vio la cara de Cristo. Que le sonreía y que le decía, bah, nunca dijo que la imagen hablara sino como que ella escuchó que le decía: “Hija mía no sufras, el Señor está contigo”. Así, textuales palabras. Me acuerdo porque las repitió hasta el cansancio, parecía poseída, vos le hablabas y ella repetía: “Hija mía no sufras, el Señor está contigo”. Después de un tiempo se le pasó, porque la gente empezó a comentar cosas, porque la gente es así, no cree y se burla. Pero yo sí le creí a la Norma porque no tenía por qué inventar nada, ella nunca fue de llamar la atención ni buscar fama, así que yo le creí. Y hasta me alegré de que el Señor viniera a aparecer tan cerca de mi casa. Y ahí fue que se le metió la idea ésa de que iba a volver. Mejor dicho yo creo que la idea se la metió el Padre Augusto porque la Norma estaba tan angustiada en esa época que ni la aparición del Cristo la sacó del pozo. Ella decía “¿pero por qué sigo tan triste si el Señor está conmigo?”. Te digo la verdad, te partía el alma. Y ahí el Padre Augusto le dijo que si a ella le había dado tanta felicidad verlo a Cristo, se le iba a volver a aparecer, porque el Señor nunca defrauda. Y ella se aferró a eso como una tabla de salvación.

La cuestión que esta vez con lo de la computadora ella no quería decir nada porque no quería que empezaran otra vez los comentarios, que hay que decir la verdad nunca terminaron. La Norma había quedado catalogada como media pirucha en el barrio. Pero guardar el secreto le fue imposible. Porque la cara de felicidad que tenía la Norma era como exagerada. Parecía que se había ganado el quini. Bué, al final fue algo parecido, mirá vos la coincidencia. O sea que aunque ella no quisiera contar nada, la cara lo decía todo. Vos imaginate, una mujer medio dejada, toda triste, si hasta había dejado de hacerse la tintura, de repente te aparece como una campanita, sonrisa de oreja a oreja. Y claro, la gente comentaba. Y mirá vos lo que son las cosas, la gente decía: “Al fin, parece que la Norma le vio la cara a Cristo”. Pero la gente lo decía por otra cosa, porque es así de maléfica. La cuestión es que no se aguantó más y al otro día le contó a Norita en la cola de la verdulería. ¡Para qué! Eso y decirlo en Canal 3 es lo mismo. En cuestión de horas la casa de la Norma estaba llena de gente, algunos medio para jorobar, pero otras señoras, sobre todo la gente de la parroquia, estaban realmente conmovidas con la noticia. Esa tarde la Norma tuvo que suspender la clase de macramé porque no paró de llegar y llegar gente. Ella estaba tan feliz. Muchos eran como yo y aunque quisieran creer no veían nada, y además, como de costumbre están los escépticos de siempre; pero había otros que avalaban sin chistar lo que decía la Norma. Yo te digo, escuché de todo esa tarde: gritos, llantos, cantos de alabanza. Como es natural, cada uno ve lo que quiere o lo que necesita, así que las opiniones empezaron a dividirse. Algunos creían ver el pesebre, el nacimiento como le dicen ahora, otros a la Virgen de San Nicolás y hasta hay quienes vieron al Gauchito Gil, que entre nosotros yo creo que es por el efecto ése de colores que tiene el windors. La cuestión que se empezó a armar un tole tole que ni te cuento.

A mi mucho no me empezó a gustar porque ya me imaginaba el pasillo convertido en santuario y la gente yendo y viniendo día y noche, y yo que no iba a poder dormir más. Pero la veía a la Norma tan contenta. Para colmo, esa misma tarde nomás, como a las seis y media, cayeron los de canal 5. Y vos viste cómo son los periodistas, no es por faltarte el respeto a vos, que hay excepciones, pero se la dan de sabelotodos y las más de la veces terminan burlándose de estas cosas. Cuestión que vinieron con cámara y todo y la Norma vino desesperada a pedirme que estuviera con ella en la nota, que le saliera de testigo como quien dice. Y yo fui, una siempre tiene ese costadito cholulo y la verdad que me moría por conocer al notero, siempre tan simpático. Y bué, como era de esperar, fue un boom como quien dice. Porque es lo que tiene la televisión, te hacés famoso de un día para otro y uno no sabe por qué. Con la Norma fue así y eso que le prohibimos al notero decir la dirección exacta, más que nada por la inseguridad de hoy en día viste, por miedo a que quisieran robar la computadora porque otras cosas de valor no tenía la Norma, si el televisor era del tiempo del ñaupa. Pero claro los vecinos que todavía no se habían enterado empezaron a llegar y uno le dice al primo, el otro al cuñado y al rato ya se había enterado toda la ciudad.

Lo que estuvo flojo fue que el mismo Padre Augusto se enteró por la tele. Mirá vos, hasta el padre mira canal 5. Y se vino como tromba. Al principio estaba medio enojado porque decía que cómo le habíamos dado la primicia a la tele y no a él, que nosotros somos de su comunidad y un caso así es muy delicado y la verdad tenía razón. Pero se nos fue de las manos. Yo no sé si es la desesperación de la gente o que son chusmas nomás, pero ni nosotras nos dimos cuenta. Medio que nos costó hacerle entender al padre que no fue a propósito. Recién cuando se calmó pasamos a la fase de constatación como quien dice. Nos pidió que le sacáramos a toda le gente del living, que para qué te voy a contar lo que nos costó, no se querían ir, estaban porfiados en verle la cara al Señor. Pero al final el padre pegó cuatro gritos y los ahuyentó a todos, al pasillo nomás, porque lo que es irse no se fue ninguno. El padre se sentó en la silla de la computadora, pero de perfil a la pantalla, mirando hacia la Norma que estaba sentada a su lado. Le tomó las manos y le pidió, le rogó casi:

- A ver Normita, tranquilizate y contame qué pasó.

Yo aproveché para pasarle una franelita al monitor porque estaba lleno de dedos, babeado, porque la gente es así, no se ubican. No se conforman con ver nomás. No, tienen que tocar, besar, y todo eso. Así que la pantalla era un asco. Pero para qué, apenas apoyé el trapo la Norma me gritó:

- ¡No!, ¡no lo toques que se borra!!! – a mi me pareció exagerada, pero no me iba a poner a discutir con ella adelante del padre. Me quedé ahí de brazos cruzados, con la franela en la mano, escuchando.
- No le tengo que contar nada Padre, mire, está ahí – y le indicó que mirara al monitor. – Tiene que esperar un ratito, eso sí.

Bué, como para resumirte: el Padre estuvo un buen rato mirando. Yo estaba nerviosa, tenía miedo que se enojara porque cuando el padre se enoja es un infierno, perdonando la expresión. El padre miraba fijo al monitor, parecía hipnotizado porque no sacaba los ojos de la pantalla, ni pestañeaba casi. Y al lado la Norma le hablaba, le hablaba, le hablaba. Que el Señor, que las señales, que el Ramón, que la rubia, que ahora era feliz. Yo creo que lo convenció por cansancio, porque finalmente respiró hondo y la miró a la Norma. Se hizo un silencio largo, el clima se puso denso, se cortaba con un cuchillo. Le volvió a tomar las manos a la Norma y le dijo con la voz más dulce:

- Mirá Normita, si el Señor te eligió a vos por algo será. – La Norma estalló en llanto otra vez.- Es una responsabilidad enorme y seguramente no va a ser fácil llevar esto adelante. – La Norma asentía con la cabeza, mordiéndose los labios, incapaz de proferir palabra. – Tenés que ser fuerte. Tenés que tener calma para descifrar lo que te quiere decir. Para no malinterpretar. ¿Está claro?
- Sí padre, lo entiendo.
- No me gustaría que esto se convierta en una kermesse, que se aprovechen de vos.
- No padre, no va a pasar. Se lo prometo.

Y bué, vos viste que uno promete muchas cosas que después por un motivo o por otro no puede cumplir. Yo creo que no pasaron ni dos días y ya tenías en la puerta uno que vendía banderas y estampitas, otro que vendía velas, otro que hacía “pancitos santos” y hasta un técnico reparador de PC que repartía volantes prometiendo que él te arreglaba la computadora para que se te apareciera en tu casa también. Era un vivo que aprovechó la volada porque ni del barrio era. Y fue ahí que la Norma decidió llamarlo al Maxi, su sobrino, porque se dio cuenta que como de computación no sabía nada podía ser víctima de los aprovechadores. Y el Maxi, que es un tesoro, vino volando, mirá que vivía en San Pedro y lo tuvo que traer un amigo porque el auto del Maxi se había roto justo un día antes; y ahí otra vez tuvimos que sacar a todos afuera, porque la gente no paraba de venir, ya teníamos gente de Villa Gobernador Gálvez y hasta de San Lorenzo. Hay que decir que nosotras habíamos empezado a organizarnos: a las 5 de la mañana repartíamos los números, se entregaban 200 por día y se empezaba a dejar pasar la gente de a dos a partir de las 7 de la mañana. Pero siempre te cae alguien a las 12 que viene de parte de tal y que tiene un tumor en no sé dónde y vos qué le vas a decir, lo tenés que dejar pasar. Pero bueno, lo difícil era hacer que se fueran porque cuando llegaban a la pantalla había que esperar a que la imagen se “hiciera presente” como decía la Norma. Y había veces en que pasaban los minutos y el que estaba sentado no veía nada, la Norma le explicaba, lo guiaba, pero no había caso. Y ahí se armaba una, porque los que estaban afuera empezaban a gritar y los de adentro de ponían nerviosos y gritaban también y ahí se iba la santidad al tacho porque viste como es la gente, se pone como loca y no se ubica. Mirá que nosotros teníamos todo ambientado como un santuario pero no hay caso, no respetan. La verdad, era agotador, un desgaste tremendo. Porque además había que atenderlos, había muchos ancianos, madres con bebés, que darle un vasito de agua, que llevarles sillas, que dejarlos pasar al baño. Te digo que, sin comparar por supuesto, ahí la entendí a la madre Teresa de Calcuta, el sacrificio que es ayudar a la gente. Ahí me di cuenta de mi pobreza de espíritu, porque te digo la verdad, había ratos que me daban ganas de mandarlos a todos al diablo con perdón de la expresión. Y por eso le dije a la Norma que por lo menos pusiéramos una alcancía. No íbamos a andar cobrando entrada pero pedir una colaboración no está mal, para los gastitos, porque después la luz había que pagarla y sobre todo con ese aparato prendido todo el día y no te digo el gasto en velas que teníamos.

Bueno, como te decía, vino el Maxi y ahí fue que cambió todo. Un cambio radical como quien dice. Primero fue como un balde de agua fría, porque ni bien se sentó frente a la computadora ¿sabés lo que dijo, así sin anestesia? Que cualquiera que tenía una computadora podía ver lo mismo en su casa. Al final el reparador de PC tenía razón. No te puedo explicar la cara de la Norma. Se puso blanca, muda. Lo miraba al Maxi y miraba la pantalla, al Maxi y a la pantalla. Y empezó a hacer pucheros. Entonces el Maxi que es un tesoro, trató de explicarle mejor para que no le agarrara la depresión otra vez, que el pobre ya había sufrido mucho con la depresión de su tía.

- A ver, lo que yo quiero decir es que esto que vos ves es una herramienta de la computadora que sirve para que la pantalla… no se canse podríamos decir. De hecho si vos hacés así – y movió el ratoncito que le dicen- eso desaparece.- Hablaba pausado, como con miedo de decir algo inconveniente; y no dejaba de mirar a la tía.
- ¿Desapareció? – preguntó la Norma con un hilo de voz. – A nosotras nos pasó un par de veces que anduvieron toqueteando pero después volvió a aparecer. ¿Va a volver a aparecer, sí, no es cierto? Decime que sí.- La Norma ya estaba otra vez al borde del abismo.
- Sí tía, no te preocupes. Después de un ratito aparece otra vez. Mirá, esperemos.

Y apareció otra vez. Y otra vez apareció la sonrisa aliviada de la Norma. Y la verdad que para los que la conocíamos desde hacía rato esa sonrisa no tenía precio. El Maxi le trató de explicar de la mejor manera posible que eso mismo aparecía en todas las casa que tuvieran el mismo protector instalado. Que todos los que quisieran verlo podían hacerlo desde sus casas. Y yo no sé si es que nosotras estábamos sugestionadas, sobre todo la Norma, pero a pesar del anuncio del Maxi no dejamos de creer. Es más, para mí fue ése el momento de iluminación de la Norma porque empezó como quien dice a traducir todo lo que el Maxi decía en un lenguaje que para nosotras era muy técnico. Y hasta el día de hoy a mí me sigue pareciendo lógico: no por nada se llama “protector”, está en “todos lados” y disponibles “para todos los que lo quieren ver”. Más clarito echale agua. Te lo dice la biblia. Y fue ahí que la Norma se sintió fortalecida, segura. Fue ahí que entendió que el Señor la había elegido a ella para que difundiera el mensaje de que Cristo había vuelto a la tierra, había cumplido su promesa largamente pospuesta. Y como era de esperar había elegido las nuevas tecnologías, porque el Señor siempre está adelantado como quien dice.

Yo veía que Maxi estaba medio escéptico y no decía nada por no desilusionar a la tía. Pero para sorpresa de todos, ahí empezó a hablar el Germán, el amigo que lo había traído en auto. Hasta ahora se había quedado calladito en un rincón. Pero cuando lo miré vi que tenía los ojos medio rojos, como con ganas de llorar.

- Sabe que tiene razón señora – le dijo a la Norma, medio solemne.- El pastor de mi congregación nos dice todo el tiempo que no tenemos que perder la fe, que el Señor se va a presentar de la forma más inesperada y que cuando suceda no van a quedar dudas. – Ahí ya casi medio que lloraba, un chico muy sensible.

Fue hasta donde estaba la Norma y sin decir agua va la abrazó como si fuera la abuela. A mi medio que se me saltaron una lágrimas porque fue una escena realmente conmovedora. Cuestión que este chico resultó ser diseñador de páginas wet y ahí nomás le dijo a la Norma que él la iba a ayudar con su misión de difundir el mensaje del Señor. Y esas cosas son las que te dan la pauta de que no estábamos delirando, porque fijate vos que hasta somos de distintas creencias porque el Germán es evangélico pero no hubo discusiones, todos sentimos los mismo y ahí te das cuenta de lo que es la verdadera unión en Cristo. Y fue esa misma tarde, cuestión de horas nomás que tenía todo listo. Ese mismo día “Volveré y seré PC” ya estaba online como se dice ahora. Un milagro casi.

Bueno, como ya sabés la dirección completa era http://volvereyserepc.blogspot.com. ¡Lo que me costó memorizarla! La verdad, yo le hubiera puesto “el Señor está con nosotros” o “Vino para quedarse” pero este chico nos dijo que así era mejor porque hacía un juego de palabras con “PC” que se usa para “Personal Computer” pero acá era “Personal Christ” y tenía más pegada publicitaria dijo, que esas cosas siempre hay que tenerlas en cuenta.

Después tuvimos que hacer un curso porque la verdad que no entendíamos ni jota. Pero el Germán tiene un corazón de oro. Se venía de San Pedro todos los días cuando terminaba de trabajar y se quedaba horas con nosotras que somos como dos ladrillos y nos explicaba tranquilo. Y claro, como todo, cuando más vas conociendo más te vas entusiasmando. Porque es increíble todo lo que te hace la computación. ¡La internet! Hacés un click y tenés todo lo que querés. Ahí te da la pauta de que no estábamos equivocadas. Es una maravilla que sólo el señor te puede dar. Si llegabas a dudar un poquito, ahí tenías la respuesta enseguida. La que no dudó nunca fue la Norma, por eso yo entiendo que ella se lleve todos los laureles, porque fue a ella que se le apareció, ella la que se dio cuenta. Y ella la que le puso todo el empeño. Porque yo un rato la acompañaba, pero después me iba a hacer las cosas de la casa, los mandados. Pero ella estaba todo el santo día sentada frente a la pantalla. Por la mañana seguía viniendo gente, porque viste como es, no todos pueden tener una computadora y hay otros que directamente no la entienden. Por más que les digas que lo que tienen en la casa es igual, ellos quieren ver ésa, son porfiados. Con esto del blog se alivianó bastante la cuestión de la visitas. Pero teníamos otro trabajito, la Norma más que nada, porque fue ella la que se dedicaba todo el día. Escribía, contestaba los mails que no paraban de llegar, atendía los medios, porque la seguían llamando. Se armó como un furor y los periodistas como siempre le tienen que poner un título a todo decían que era el furor del “Cristo 2.0”. El Germán después nos explicó que era por lo del blog, pero para mí que nos tomaban el pelo. Igual, la cantidad de gente que la seguía a la Norma te daba la pauta de no era un invento, ella tenía algo especial, como una aureola, como una energía que iba más allá de la computadora.

Yo no te voy a decir que era santa ni que podía curar a través de la pantalla como empezaron a decir por ahí, pero algo especial tenía. Todo lo que organizaba tenía un éxito inmediato. Primero empezó con las “ciber oraciones” como las llamaba, porque la Norma también se empezó a hacer medio afecta a los términos de la computación. Las escribía ella solita, con la aprobación del padre Augusto, por supuesto. Y ahí empezaron a salir el “Padre nuestro que estás en las redes”, la “Oración del cibernauta”, “Alabanza de PC” y tantos otros éxitos. Se armaban cadenas de oración por chat con gente de cualquier parte del planeta, era increíble. De golpe la Norma tuvo que salir a buscar más gente que la ayudara porque con el Germán no alcanzaba. Porque vos viste cómo es la gente, le das la mano y te agarra el codo. Y claro, con el chat no les alcanzaba y te pedían fondos de pantalla, ringtones y no sé cuantas cosas más. Y la Norma no paraba, era incansable. Decí que no necesitaba trabajar porque con la pensión del primer marido le alcanzaba bien, porque ella no tenía energía más que para eso.

El tema fue cuando le agarró el virus. Fue tremendo. No te digo una gripe o algo así, no, un virus a la computadora. ¡No sabés! Perdió todo, porque ella iba guardando cosas que la gente le mandaba, mensajitos y oraciones de todo el mundo y se le borró todo. Se le metió un jáker de éstos que lo único que quieren es jorobar, porque es obvio donde está el Señor está el diablo y se le metió en el blog, empezó a poner mensajes satánicos, ponía dibujos espantosos y encima se hacía llamar el anticristo. La Norma estaba desesperada, muy asustada. Después entre el Germán y el Maxi le recuperaron bastante. Y el padre Augusto la terminó de tranquilizar diciendo que era una prueba del Señor para ver si ella estaba realmente segura de su misión. Así que al final volvió a ser todo como antes.

Bueno, casi como antes. Porque hay que decir que ya por ese entonces mi relación con ella había cambiado un poco. Porque claro, yo no tenía tanto tiempo como ella para la computación, yo tengo mis ocupaciones y la Norma empezó a tener su “red social” como ella le decía y yo creo que un poquito se le subieron los humos a la cabeza. Es comprensible: la gente la adoraba, la tenía allá arriba y el éxito es muy difícil sino mirá la cantidad de famosos que terminan mal, por tanta presión. Y bueno, yo creo que a ella se le subieron un poco los humos. Yo nunca dejé de quererla eh, ni siquiera después de lo que hizo, si es verdad lo que se comenta. Pero hay que decir las cosas como son. Un suponer, primero se oponía fervientemente a recibir cualquier dinero por nada del mundo pero después tanto le insistieron, sobre todo el Germán que tiene muy metida la cultura ésa del diezmo, que terminó aceptando. Y claro, cuando puso eso del peipal no te digo que se llenó de plata pero empezó a remontar. Imaginate, le llegaban donaciones de todos lados, gente que se mueve en dólares, en euros, una cosa de locos.

Ella igual siempre la usó con criterio esa plata porque nunca la vi despilfarrar. Era todo por “la misión”, como ella decía. Se compró sí una súper computadora con una pantalla que parecía de cine. Y me acuerdo lo que discutió con el Germán porque esa nueva computadora no tenía el protector de windors de la otra. Al final le ganó por cansancio y tuvo su protector como quería. Se compró un celular de ésos con cámara y que hasta tenía internet porque ella decía que si tenía que salir no podía estar “desconectada”. Esas cosas para mí era un poco superfluas pero es cierto que con la fama que ella tenía terminaban siendo necesarias. Y después empezó a regalarle cosas al Padre Augusto. Cosas para la parroquia, no vayas a pensar mal como todas las harpías del barrio que empezaron a decir que ahora lo mantenía al padre Augusto. Nada que ver, compraba cositas que hacían falta: alguna virgencita rota, cortinas para la sacristía. Ah, y una sotana que le regaló al padre para el cumpleaños. Un sueño era esa sotana, toda bordada en dorado, una preciosura. Y como una cosa va llevando a la otra se empezó a codear con otra gente. Porque es así, el dinero llama al dinero. De repente le llegaban correos electrónicos de estrellas de cine, hombres de negocios. Ninguna propuesta indecente, no vayas a creer. Toda gente necesitada de fe, que era lo que la Norma podía ofrecer. Y para mucha gente recibir un correo electrónico de ella era como recibir una bendición. ¡Las veces que se saturaron los servidores! Y ahí venía volando el Germán, que a esta altura ya había dejado de trabajar y se había instalado acá en la ciudad para estar más cerca y ayudar en la misión. Porque hay que decirlo, eso se había transformado en una empresa, con fines nobles por supuesto, pero una pequeña empresita. Tuvieron que hacer algunas cositas de merchandising como le dicen porque la gente lo pedía. Y al final si no lo hacés vos viene algún vivo y lo hace igual. Cuestión que ahí empezaron con las estatuitas de la Norma, ratoncitos con la cara de la Norma, velitas con la cara de la Norma. Siempre con la cara de Cristo del otro lado, eh. Cositas chiquitas, tipo souvenirs. Porque por ahí la gente que venía de otro lado a verla quería algún recuerdo y no la vas a dejar con las manos vacías. Y eran baratas, porque si te ponés a pensar uno gasta en tantas pavadas y ésas eran cosas que después te quedaban de recuerdo. Y a la Norma todo le parecía bien si era para difundir la misión.

Cuestión que te podés imaginar que llega un punto en que las cosas se hacen inmanejables para alguien como nosotros que nunca salimos del barrio. Y para mí lo que le pasó a la Norma fue que no se bancó la presión. Porque yo ahora que rebobino y te lo cuento así todo de golpe me doy cuenta de lo que fue. Vos ponete en la situación de ella. A mí me parece natural que se haya retirado a un convento a hacer vida espiritual después de todo lo que tuvo que soportar. No te voy a negar que a veces entro a dudar, pero no me puedo imaginar que la Norma haya hecho lo que dicen. Pero vos viste cómo es la gente, siempre busca el pelo en la leche. Y hay cosas que te hacen dudar porque después que apareció este magnate egipcio, del que ni el nombre verdadero supimos, “Ramsés” a secas se hacía llamar, las cosas se hicieron medio turbias. La Norma cambió de golpe. Lo de los cinco millones es cierto porque eso la Norma me lo llegó a contar: que el tipo le ofreció 5 millones que creo que en esa época eran cinco millones de dólares, para comprarle el blog. Yo nunca entendí cómo era eso, pero parece que uno vende el dominio o algo así. Para mí el tipo era un chiflado de éstos con plata y se habrá creído que con eso se compraba la salvación. Bué, la cuestión que cuando la Norma me lo contó yo pensé que le estaban tomando el pelo y no le di mucha importancia. Pero resultó ser que al tiempito nomás sale con eso de que se retira, que era tiempo de que su misión tomara otro compromiso, que dejaba todo y se recluía. Pero lo raro fue que nunca dijo adónde. Ella nos dio a entender que le había vendido todo al egipcio y que había donado la plata a una fundación de chicos huérfanos. Pero no sé. Porque de repente uno entraba a la internet y te decía que el sitio estaba en reparación, que rezáramos para que volviera a estar online. Pero nada más, ni una dirección de correo, ni un teléfono, nada. Y eso era lo raro. Para qué el egipcio iba a gastar un dineral en algo que nunca usó ni dejó a usar a nadie. Y no sabés la que se armó. La gente estaba desesperada. Hasta suicidios hubo, no te exagero. Cuestión que algunos dijeron que al egipcio le agarró un patatús y se murió ahí nomás y a los herederos no le interesó lo del Cristo 2.0 porque era un capricho místico de este tipo. Pero para mí tiene más lógica lo que nos dio a entender el Padre Augusto. Porque él dice que las fuerzas del mal están por todos lados, siempre acechando y que el tal egipcio era un integrante de una logia secreta de ateos millonarios que no pueden soportar este tipo de manifestaciones de fe y hacen lo que sea por terminar con estas cosas. Es de no creer. Cuestión que parece que la Norma la plata la cobró. Y claro, viste cómo es, la gente comenta. Pero yo no me creo eso de que se fue a vivir a una isla y tiene una mansión con capilla propia. Si hasta inventaron que se hizo no sé qué cirugías porque no quería ser reconocida. La Norma no era así. Una persona no puede cambiar tanto, ni por toda la plata de mundo.

Aunque como nunca nos enteramos de ningún orfanato que de repente repuntara o le hicieran un busto por lo menos, porque es lo mínimo que podés hacer por alguien que te da cinco millones, a veces te entra la duda. Y ahí me da hasta un poquito de rabia, porque si llegara a ser verdad que se quedó con la plata, por lo menos un regalito, una atención con los que estuvimos a su lado. Yo no soy interesada y gracias a Dios nunca me faltó el pan en la mesa, pero algo, un detalle. La Norma sabía bien que yo tenía el lavarropas roto, cuánto te sale un lavarropas nuevo; para alguien que tiene millones no vale nada. Eso me amarga, porque ella no era así. Por eso, yo prefiero pensar que es verdad lo del orfanato y lo de la logia secreta. Para mí es más lógico. Vos fijate la locura de esta gente que es capaz de pagar millones para impedir que otra gente se manifieste y tenga su propia creencia. Es de no creer, pero esas cosas existen.

1 comentario:

erOs dijo...

jjajaj genial.... me hiciste reir bastante ..gracias